Con la excusa de reavivar su dulce romance, la convenció para que fueran a una habitación de hotel, donde en secreto urdió un plan lasciv...

Con la excusa de reavivar su dulce romance, la convenció para que fueran a una habitación de hotel, donde en secreto urdió un plan lascivo con un masajista. La desnudó, la vendó y un hombre entró sigilosamente. La lengua lasciva del masajista lamió y mordisqueó con avidez su cuerpo, apretando con fuerza sus pechos turgentes y explorando su vagina húmeda y deseosa. Su esposa pasó de una resistencia vacilante a un torrente de fluidos vaginales, seduciendo activamente al desconocido hasta un beso apasionado y un intercambio de lenguas, mientras él la penetraba con su gran pene, dejando al descubierto toda su lujuria.