Al ver a mi esposa lamer el pene de un hombre de cerca, de repente sentí un deseo irresistible de besarla. No pude resistirme y comencé a...

Al ver a mi esposa lamer el pene de un hombre de cerca, de repente sentí un deseo irresistible de besarla. No pude resistirme y comencé a besarla con lengua. Sus labios eran tan suaves y dulces, el único aroma era el de su boca, que era embriagador. Hoy fue probablemente el momento más placentero que he tenido con mi esposa; duró unos cinco minutos, ¡y sorprendentemente, ella estuvo de acuerdo! Jaja.